Protección, comodidad y tacto. Estas son las tres características básicas que debe cumplir un guante, para poder accionar correctamente las manetas de freno , manetas de cambio y agarre en los puños o manillar mientras pedaleas tu bicicleta.

La zona de la palma es la más importante de un guante de ciclismo. En ella encontraremos diferentes tipos de materiales y tejidos; protecciones con acolchados o gel y ribetes de silicona que impiden que la mano resbale del manillar. Además, en caso de caída 'a lo Superman' una palma reforzada evitará daños mayores en esta zona de la mano tan expuesta a quemaduras o heridas.

Centrándonos en la parte superior, es donde encontramos mayores diferencias entre guantes. En función de si un guante es impermeable o cortavientos existen diferentes tecnologías de tejidos para garantizar que ni la lluvia ni el viento penetran en el interior. Muy similar es la zona de los dedos (en el caso de los guantes largos) aunque la mayoría contienen un menor grosor para seguir manteniendo un óptimo tacto de las manetas y palancas del manillar de la bicicleta. Precisamente para ello, la gran mayoría incorporan pequeños ribetes de silicona que garantizan la adherencia de los dedos sobre la maneta. También en la parte superior, algunos guantes de las modalidades más extremas incorporan una protección específica para la zona de los nudillos.

En ambas partes del guante (zona de la palma y zona superior) es importante mantener una adecuada ventilación y transpiración del sudor, mediante tejidos y membranas específicos para ello. Así conseguiremos expulsar la humedad del interior del guante y mantener la temperatura adecuada que mejorará nuestra comodidad.

Por último, el cierre es una parte del guante que también debemos tener en cuenta. La gran mayoría de ellos incorporan tiras de Velcro como principal sistema de cierre, aunque también encontramos guantes cuyo cierre se basa únicamente en un diseño muy ajustado en la muñeca, evitando así la entrada de aire o agua en su interior.